A veces te encuentras con obras maestras como la que yo ayer conocí y te sientes un poco minúsculo ante tanta belleza. Pero luego investigas y te das cuenta de que dicha obra de arte no es ni más ni menos que la ópera prima de un payo francés que ha nacido en el mismo año que tú. Mil novecientos ochenta y nueve. Y entonces dejas de sentirte minúsculo para sentirte directamente ridículo y frustrado.
¡Cuánta belleza, por favor! ¿Como es posible que con diecinueve años alguien pueda sacar de sus entrañas algo así? Recomiendo su visualización ipso facto. Así no seré yo la única que se plantea qué cajaro está haciendo con su vida (a parte de estudiar una aburridísima asignatura basada en las insulsas y patógenas vidas de los microorganismos).
By the way, la mudanza ya está hecha y me muero un poco /bastante/ de pena por dentro y por fuera. Pero me he sorprendido con mi nueva y asiática compañera de piso, que parece tener muchas más cosas en común conmigo de las que en un principio nadie sospecharía. Jajajaja. Creo que me voy a reír mucho este año.
Aunque eso será si logro dormir, porque menuda mierda anoche despertándome desubicada en mi nueva habitación. Sudando frío y creyendo que cajas y cajas de remordimientos (¿?) me caían encima. Creo que fue por la película. Por mi vocación frustrada y por toda la basura que hay en este puto mundo.
Salud!